Hace unos días volvía de un viaje y un amigo que me acompañaba me dijo….
«-Mira he encontrado un comparador de seguros que no es un comparador
-¿cómo?, le respondí
– Si! Es un comprador que se llama Segurauto, pero en la web dicen que no son un comparador»
Pues eso, hace años mi abuelo me contaba un cuento de dos liebres que fueron cazadas por que en plena huida, se pararon a discutir si los perros de los cazadores eran galgos o podencos. Eso mismo a veces pasa en los seguros e internet, ¿que tienen de malo los comparadores? Creo que nada, el problema es que están incompletos y no dan información sobre el producto, su calidad o recomendaciones al respecto.
Por qué si atendemos a un cliente tradicional por teléfono o presencialmente, ¿sólo le damos precio? ¿No le damos más información?
Pues online es lo mismo, si yo quiero un seguro y lo quiero online, por las razones que sean, una vez que tengo el precio no quiero llamar por teléfono para completar la información, lo quiero todo online y si puedo emitir y pagar mejor.
Conclusión, no se trata de que vendamos, sino como lo vendamos