No te preguntes que puede hacer la tecnología por ti sino que puedes hacer tu con la tecnología

Ya hace unos meses, no crean que muchos, que afortunadamente, se ha puesto de moda hablar de la tecnología en la mediación de seguros.
Decir que ya se habla en las fechas en las que estamos, es decir que ya se va tarde en comparación a la mayoría de sectores de la economía. Es como si en vez de ser proactivos se estuviese esperando a no se quien o a no se qué, para empezar a «ponerse las pilas» al respecto.
Estos debates suelen comenzar tratando de determinar que tecnologías deben de incorporar los mediadores a su actividad, si CRM, si wearables, si páginas web, si presencia en social media, etc., y por supuesto a continuación se empieza a pensar cual será el coste de todo este despliegue.
Como diría aquel, esto no se trata del como sino del por qué. De hecho lo primero que hay que hacer, es que la profesión interiorice la necesidad de ser tecnológicos y de incorporar la tecnología a su día a día, y esto no se hace de la noche a la mañana sino paso a paso y sabiendo y entendiendo que quiero hacer y como encaja la tecnología en ello.
Como en muchas otras cosas, en función del negocio, de nuestros clientes y de lo que queramos hacer necesitaremos un nivel de tecnología u otro. Parafraseando a aquel presidente norteamericano, “No te preguntes que puede hacer la tecnología por ti sino que puedes hacer tu con la tecnología”
Lo esencial es que la mediación cambie su forma de pensar e interiorice la idea de que no hay vuelta atrás en el uso de la tecnología, si bien esta tiene que ser gradual, y que tampoco es rentable invertir en ella si no tenemos los cimientos puestos.
Para muestra un botón. Son ya muchos los mediadores que han invertido en tarificadores y comparadores y sin embargo siguen tarificando en las webs de las aseguradoras o llamando por teléfono por que no acaban de confiar en el resultado de estas herramientas, por lo que no se producen el ahorro deseado en tiempos y en el consiguiente aumento de la productividad.
Incluso podemos ir más allá, hablar de invertir en CRM’s o empezar a pensar en big data cuando una gran parte de los datos de los clientes que gestionan día a día se desconocen o no están actualizados, ¿para que comprar un Ferrari si la gasolina que le vamos a suministrar es de muy bajo octanaje?
No hay que complicar las cosas, sobre todo al principio. Sí es cierto que queda un largo camino por recorrer, pero apliquemos el sentido común y avancemos paso a paso. Ya se sabe que si uno intenta correr antes de aprender a andar lo más probable es que tropiece.
Miren a su alrededor y dense cuenta que para empezar no hace falta invertir, usen la tecnología que esta a su alcance, que la hay, mucha y económica, aprendan y desarróllenla.